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lunes, 1 de julio de 2013

La Nueva Matríz Histórica

Es frecuente que el “proceso de cambio” sea cuestionado por sectores de la oposición política y la sociedad civil, para unos el cambio es meramente cosmético, para otros no existe y para los afines al partido de gobierno es incuestionable. Este breve ensayo pretende responder una pregunta complicada desde una perspectiva macro social y política: la interrogante es: ¿qué ha cambiado en lo que va del gobierno del MAS? Veamos.

De inicio es bueno reconocer que es materia común adscribir al Estado del 52 el pasado, el presente y el devenir de los procesos sociales, económicos y políticos del país. Sin duda razones no faltan y todo indica que la evolución de los acontecimientos que van de mediados del siglo XX al advenimiento de Evo Morales están altamente condicionados por la Revolución Nacional. De forma expresa menciono que el proceso habría durado “hasta” la toma del poder por el actual partido de gobierno y su presidente Evo Morales, ya que el objeto de este artículo es discutir el periodo bajo el mando político del Movimiento al Socialismo, como la instauración de una “matriz histórica” diferente a la que el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) impuso en 1952, conocido en el lenguaje técnico como “El Estado del 52”.
Por “Matriz histórica” entiendo “la totalidad relacionada” en donde se originan los hechos sociales, culturales, políticos y económicos que le dan sentido a un periodo especifico del desarrollo histórico de una sociedad, nación o estado. (Moringo, 2005) Se trata de una estructura mediante la cual es posible entender el significado de los acontecimientos en la medida en que fuera de ella se nos presentan como extemporáneos, ajenos al tiempo en que ocurren. El advenimiento del Movimiento al Socialismo, o más propiamente el IPSP, sería en este sentido incomprensible al margen de los productos políticos de la Reforma Agraria, el voto universal y la nacionalización de las minas como puntos de partida, pero en lo que hace a la construcción de una Matriz Histórica, el proceso de municipalización que genero la Participación Popular es un hito imprescindible en tanto deriva en la “ruralización de la política” (Zuazo, Cómo Nació el MAS? Ruralización de la Política, 2009) condición histórica para la Matriz Plurinacional.
Aunque la tendencia es asumir el proceso masista como la emergencia de las fuerzas campesino-originarias, este es solo un componente, la realidad muestra que dicha emergencia fue posible bajo el signo de la democracia y el respeto a sus normas e institucionalidad, esto importante no solo porque que le valió a Morales en 1995 el apoyo de las clases medias y el acceso al poder por la vía del voto, sino, además, porque el desarrollo democrático permite crear condiciones de participación y espacios de subjetividad que derivan en otro tipo de imaginarios políticos y formas participativas, en particular quiero referirme a los mecanismos operativos que creó la Participación Popular, sin los cuales es impensable el poder de movilización política que da origen al IPSP. La hipótesis asociada a esta característica plantea que la Matriz histórica plurinacional es el producto de la movilización participativa, (como ruralización de la política) en cambio, la Matriz del 52 se constituye mediante el mecanismo inverso, es el producto de la exclusión y de la ausencia de participación política real.  En 1958 Guillermo Bedregal daba cuenta de la naturaleza de la exclusión cuando increpaba a los universitarios de la Universidad Mayor de San Andrés en estos términos; “Que el parlamento y el gobierno sean devueltos a los antiguos señores y restablecido el sistema electoral por medio del cual un presidente de la Republica –como el señor Hertozog, por ejemplo- pudiese ser elegido por un poco más de cuarenta mil votos, apenas el uno y medio por ciento de la población....-decía- no construye ni reconstruye nada; porque no intenta buscar nuevas soluciones, sino revalidar las demandas por el regreso de una historia que ya pasó[1]...(sic)” (Bedregal, 1958) Bedregal, y en su conjunto el MNR, sabía que a 6 años de haber tomado el poder toda la sociedad se movía en otra historia, un sistema de configuraciones perceptivas, niveles de cognición sobre los hechos sociales, memorias colectivas etc. daban cuenta de que, como diría Zavaleta,  “la republica oligárquica no tenia sino las luces de los buhoneros”. (Zavaleta, 1990) El país de 1958 se movía en otras dimensiones. Lo que deseo remarcar con esta fundamentación es el concepto de Matriz histórica como una alteración del sentido de la historia, como la superación de un momento histórico reflejado en los acontecimientos que tienen sentido en su propio tiempo, y se configuran de manera que las acciones sociales y los hechos de Poder se hacen inteligibles por el tiempo que se vive. Resultarían incompresibles antes o después de ese momento histórico (que puede tomar décadas, como ocurrió con la Matriz del 52)[2]
Como se ha dicho, la redistribución del Poder mediante la Participación Popular constituye en nuestro criterio el punto de partida en la comprensión de la nueva Matriz Histórica Plurinacional. En esta perspectiva debe notarse que en la base social de la Matriz del 52 la presencia campesina fue definitoria. Rafael Puente, prominente intelectual del MAS, sostiene que el procesos revolucionario “tiene como componente fundamental la inédita insurgencia campesina...esta insurgencia –dice- se expresa en la proliferación de sindicatos agrarios” (Puente, 2011), de hecho, los sindicatos campesinos fueron el baluarte del régimen movimientista hasta el último momento de su gestión inicial[3], sin embargo, la presencia de estos en el Estado del 52 fue en términos generales instrumental. El advenimiento de la democracia en 1982 crea las condiciones de participación que cristalizan con la Ley de Participación Popular (LPP) en el ínterin se dieron expresiones políticas como el MRTK (Movimiento Revolucionario Tupaj Katari) que terciaron en sucesivas elecciones, nunca lograron una presencia política que los llevara al Parlamento y su influjo político fue reducido o instrumentalizado atreves de otros partidos. El punto de inflexión, empero, está marcado, al interior de la estructura campesina por el Manifiesto de Tiahuanaco de 1973 y la fundación de la Confederación Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) en 1979; a nivel estatal por la Ley de Participación Popular (LPP) de 1994. En su conjunto, y en medio del fracaso de las políticas de corte neoliberal, estos factores[4] determinarían el progresivo deterioro de la representación política y la crisis terminal del sistema de partidos. La “democracia pactada” fue la expresión más visible del ocaso de la Matriz del 52. El producto de esta dinámica llevo a la “ruralización de la política” (Zuazo, 2012) y con ella a la emergencia de la Matriz Histórica Plurinacional.
En la perspectiva de las transformaciones experimentadas como contenidos del Estado, la Matriz del 52 estructura un discurso campesinista que asume por defecto que los sujetos históricos que ha logrado constituir desde la Guerra del Chaco hacen parte de un esquema de clases, el precepto que explica ideológicamente su presencia está basado en la certeza de que la Revolución se fundamenta en una “alianza de clases” que homogeniza las diferencias en todos los órdenes de la realidad social. La LPP tuvo la virtud de crear los mecanismos por los que se democratizaba y redistribuía el poder local y ampliaba el espectro de participación política devolviendo por ésta vía las identidades culturales y las cosmovisiones locales a lo largo y ancho de la Nación. Moira Zuazo en citando a Javier Albó menciona que el 56% de los municipios en 1995 estaban compuestos por representantes indígenas, (Zuazo, 2012). Más allá de cualquier apreciación de las consecuencias administrativas de esta Ley, la presencia autónoma de campesinos y originarios en las instancias municipales denota, o quizás, desencadena un poderoso influjo identetitario. A estas alturas, la función pública no era ya inherente a los procesos de mestización social que comportaba la visión modernizadora del MNR, por primera vez desde la conquista española, el Poder estaba más cerca de la cultura que nunca antes. Finalmente, con la LPP la Matriz del 52 había dado de su propio puño y letra el paso cualitativo más importante de la Revolución Nacional en su fase avanzada[5] al desplazar el Estado a los niveles étnicos e identitarios de la política, transformando los contenidos Estatales al tiempo que daba paso a la constitución de los mecanismos plurinacionales de Poder. Es posible que la forma en que las clases sociales y la estructura étnica del país metabolizaran este proceso, hubiera estado condicionado por la herencia subjetiva de los procesos históricos previos. Desde esta perspectiva, en la constitución de la Matriz del 52 el principio activo fue el sentimiento de la derrota producto de tres contiendas bélicas perdidas, en la Matriz Plurinacional, al contrario, fue el de la victoria en la medida en que se habían transformado en administradores políticos del Poder local, lo que configura una imagen social también diferente en cuanto sus propias proyecciones, por lo demás, la Matriz del 52 diseña un recorrido basado –como mencionamos- en la noción de clases sociales, el plurinacional en cambio actúa en la perspectiva de la raza, lo que a lo aproxima a una visión totalitaria del Poder.[6] El Movimiento al Socialismo es, en esta sentido, la expresión política de la nueva matriz así como el MNR fue la del Nacionalismo Revolucionario. Se trata de una alteración en la estructura de la historia y no meramente de emergencias sociales y procesos coyunturales, el gobierno del MAS expresa, con sus propias luces y sombras, la inflexión de una época y el surgimiento de otra.
Es probable que esta aseveración no sea debidamente interpretada si no se hacen algunas puntualizaciones

Renzo Abruzzese

Bibliografía

Adenauer, K. (2011). Diálogos en el Proceso de Cambio. La Paz: Creart Editores.
Albó, X. (2007). Por na Bolivia plurinacional e intercultural con autonomías. La Paz: CIPCA.
Bedregal, G. (1986). El Poder en la Revolución Nacional. La Paz: Juventud.
Bedregal, G. (1958). La Ruta Crítica de la Revolución Nacional. La Paz: Editorial del Estado.
Bedregal, G. (1985). Teoría del Nacionalismo Revolucionario. La Paz: Urquizo.
C S U T C B. (Octubre de 2012). Historia de los Movimientos Indígenas en Bolivia. Recuperado el 7 de Noviembre de 2012, de http://www.puebloindio.org/CSUTCB3.html: http://www.puebloindio.org
Cajías, L. (2000). Tendencias Ideológicas y Partidos Políticos en Bolivia. En F. Fundación Boliviana para ñla Capacitación Democrática y la Investigación, pARTIDOS E iDEOLOGÍAS (págs. 9-48). La Paz: Garza Azul.
Céspedes, A. (1968). El Dictador Suicida. La Paz : La Juventud.
FBDM. (2012). Del Conflicto al Entendimiento. En FBDM, & F. B. Multipartidaria, Del Conflicto al Entendimiento (págs. 71-141). La Paz: s/i.
Lora, G. (1963). La Revolución Boliviana. La Paz: Difusión.
Moringo, J. N. (10 de Diciembe de 2005). La matriz histórica del problema de la tierra en la sociedad paraguaya. Recuperado el 14 de Febrero de 2013, de http://www.novapolis.pyglobal.com: http://www.novapolis.pyglobal.com/10/matrizhistorica.php
Portelli, H. (1978). Gramsci y el Bloque Historico. México DF: Siglo XXI.
Puente, R. (2011). Recuperando la Memoria: una historia crítica de Bolivia. T II. Santa Cruz: Artes Gráficas Israel.
Zavaleta, R. (1990). La Formación de la Conciencia Nacional. La Paz: Los Amigos del Libro.
Zuazo, M. (2009). Cómo Nació el MAS? Ruralización de la Política. La Paz: Creativa.
Zuazo, M. (2012). Cuando el Estado Llego al Campo:Municipalizacion,democratización y nueva constitución. En M. Z. et.al, J.-P. Faguet, & G. Bonifaz, Descentralización y Democracia en Bolivia (págs. 186-275). La Paz: Impresión Digital Editores.

 





[1] La cursiva es nuestra
[2] Véase  Hugues Portelli; Gramsci y el Bloque Histórico; 1978, Ed. Siglo XXI, México DF
[3] Para un análisis detenido de este aspecto, véase La Revolución Boliviana, Guillermo Lora, 1963, La Paz,  Talleres Gráficos Difusión
[4] Otros elementos como el proceso de constitución de las ciudades con fuertes contingentes de migración campo-ciudad y la emergencia de una intelectualidad de corte indigenista hacen parte del proceso
[5] Debe considerarse que asumo que el nacionalismo Revolucionario experimentó dos fases. La fase de las transformaciones estructurales de corte popular, Reforma Agraria,  Voto Universal y  Nacionalización de las Minas, y una fase liberal a partir del 21060
[6] El Vicepresidente Álvaro García Linera decía: ¿Quien ha creado el nuevo estado? Pues le costó al movimiento campesino indígena, como líder, apoyado por los obreros, los vecinos y las clases medias...de esta manera  (los campesinos) colocan al movimiento campesino como vanguardia política de la sociedad...se constituye en vanguardia política de todo el movimiento popular, no solamente ya campesino, no solamente indígena, sino popular de todo el país” (Adenauer, 2011)